En nuestra interacción con individuos a través de la consultoría empresarial, observamos a muchas personas agotadas que enfrentan dificultades para establecer límites diciendo “SUFICIENTE”.
¿Te identificás con estos ejemplos dónde no podrías decir SUFICIENTE? Puede que te sobrecargues pensando que si delegás alguna tarea, la empresa o tu equipo sufrirá. Tal vez, tu motivación para trabajar incansablemente sea sentirte valorado por los demás. Eso solo pensás lo conseguís entregándote por completo. Es posible que te resulte difícil poner límites por el temor a que se perciba mal tu desempeño. Quizás te resulte complicado confiar en otros para delegar responsabilidades. También te pude costar comunicarte con tus colegas expresando tus opiniones.
¿Sabes cuáles son los obstáculos que te impiden expresar tus límites? Una pista útil para identificarlos es notar aquello que te resulta difícil enfrentar. Decir “SUFICIENTE” puede implicar mantenerse firme y enfrentar conflictos. Hay muchas razones para seguir adelante y seguir en automático, aunque te sientas agotado por dentro. Sin embargo, cada obstáculo que supera es una victoria en todos los aspectos.
Al establecer tus límites, estás definiendo tu territorio para no perder tu identidad. Los “SUFICIENTE” delimitan un espacio personal que debes proteger. Eres la única persona capaz de hacerlo.
La consecuencia de decir “SUFICIENTE” es que abrís la puerta a nuevo “SÍ”. ¿Qué deseas lograr y no estás consiguiendo? Quizás gracias a tus “SUFICIENTE” puedas empezar a compartir responsabilidades de manera más equitativa, delegar tareas, abandonar funciones que te consumen tiempo sin aportarte mucho, liberar el enojo que te resta entusiasmo para trabajar, respetar más tus tiempos y permitirte disfrutar de momentos con tu familia u otras actividades que te gustan y que has postergado.
Cuidá tu papel en la cadena. Cada familia, equipo y empresa está formada por personas que colaboran entre sí para avanzar. Si te agotas por no animarte a decir “SUFICIENTE”, terminarás perjudicándote a ti mismo ya todos en la cadena. Vale la pena el esfuerzo de practicarlo.
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