Seguro que en algún aspecto de tu vida sentís que te gustaría estar en otro lugar. Mientras estés vivo, vas a tener que enfrentar desafíos a diario, así es vivir, como nos muestra cualquier programa que nos muestre a los animales en la sabana africana. La pregunta es si ves tus problemas como una montaña infranqueable que te ahoga o como una oportunidad para aprender a subirla, llegar a la cima e ir por más. La actitud que adoptes marcará toda la diferencia. Aquí comparto algunas reflexiones:
Si quieres superarte, se mostrará garra en cualquier situación. Si no te gusta donde estás, toma fuerza, elaborará una estrategia, sé creativo y movete. Nadie te obliga a quedarte tirado sin reaccionar ante un revés. El primer paso es ser consciente de dónde estás y aceptarlo como tu punto de partida. Estás capacitado para superar más obstáculos de los que crees.
No esperes que otros resuelvan tu vida. A menudo culpamos a otros o esperamos que nos saquen de apuros. Si te lamentás por tu suerte, estás victimizándote; es hora de hacerte carga de tu propia salida del laberinto.
Buscá fuerza generando confianza para conectarte con otros. Un grupo existe cuando hay confianza, sin ella hay cerrazón y miedo que te aislan y paralizan. Animate a confiar en tus capacidades sin desplegar constantemente tu ego. Bajá tus defensas para que otros hagan lo mismo y muestren su mejor versión. El resultado será poder recibir y dar mucho, potenciando a todos.
Salí del desánimo si el primer intento de superarte no funciona. La evolución humana implica procesos con prueba y error, rara vez es un cambio lineal. La clave es establecer metas desafiantes pero alcanzables. Para superar obstáculos, enfrentará tus miedos, tomará riesgos y avanzará hacia tus objetivos. Tenés grandes posibilidades de alcanzar metas si ejercitas tu voluntad con resiliencia y teniendo un norte.
Aprende y fortalecete gracias a tus supuestos fracasos. Como dice el dicho “en el fuego se bruñe el oro” . Duele cuando las cosas salen mal, pero te fortalecés y crecés al luchar por superarlo. Enfrentar la adversidad también te da un sexto sentido para actuar en el futuro. Al enfrentar tus problemas, transmites naturalmente esa actitud, inspirando a quienes te rodean.
Mientras actuás, te moverás fuera de la zona que querrás dejar. Un solo paso te hará avanzar un poco; el segundo, más lejos. Cada acción te desplaza, te da confianza para ir por más. En el proceso de actuar, te transformas y continúas aprendiendo en un ciclo que se retroalimenta.
Termino con unos versos de Francisco Luis Bernardez:
“Que no se goza bien de lo gozado
Sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo comprendió
Que lo que el árbol tiene de florido
Vive de lo que tiene sepultado.”
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