Carta 1: En que se parecen aventurarse en los negocios y aprender a hacer kite-surf

Muchos veranos sentados bajo la sombrilla en la playa, miraban con admiración y algo de envidia a aquellos que se embarcaban mar adentro a hacer kite. Posiblemente, fuera de la comodidad del status-quo lo que me mantenía en la orilla y ese temor a incursionar en lo desconocido. Nuestro cerebro todo lo novedoso lo percibe a nivel del subconsciente como riesgoso. Emprender requiere energía para llevar a conciencia la voluntad de superar nuestras barreras al cambio. El día llegó cuando recibí la propuesta de un amigo para ir a aprender juntos con nuestras familias al nordeste brasileño. No lo dudé y decidió tomar el desafío para ser también protagonista y dejar de estar sentado debajo de la sombrilla donde solo sintió la comodidad incómoda de no intentarlo.

#1. Siempre es mejor emprender compartiendo el entusiasmo con otros porque nos potenciamos.

Entrando al agua, el primer desafío fue el amigarme con la idea de que ese barrilete que se levantaba vigoroso contra el viento sin que tuviera la menor idea como controlarlo, me iba a llevar a navegar en vez de a salir volando. Necesité de un instructor sumamente paciente que aguantó mis varios intentos para coordinar vela, tabla y cuerpo. Estuvo ahí alentándome caída tras caída infundiendo confianza sobre mis progresos. Lo que me permitió alocar mi energía a positivo y progresar fue en el confiar cada vez más en mi capacidad de fluir en contraste con el intentar progresar a costa de ejercer fuerza de forma excesiva y descoordinada.

#2. Es mucho mejor emprender pidiendo y recibiendo ayuda efectiva con gente que fortalece tu confianza porqué facilita tu fluir disolviendo rigideces y miedos ante la falta de posibilidad de tener todo bajo control.

Hasta que llego el momento después de mucho intentar, cuando cansadísimo logré salir navegando mis primeros metros. Por más que era solo un primer paso estaba feliz y muerto de ganas de volver a intentarlo al día siguiente. Practicando, intentando, resistiendo, aprendiendo, disfrutando el proceso, llego el día dónde podía navegar trechos largos en agua rasa y en días con viento franco.

# 3. El cansancio al final de cada jornada dónde dimos lo mejor dando un pequeño paso es suficiente aliciente para arranca al día siguiente con todas las pilas . Esto es así porque no hay nada mejor que las ganas para combatir nuestras resistencias a lo nuevo. Sin que nos demos casi cuenta, vamos progresando hasta que de repente empezamos a traccionar.

Meses más tarde, explorando con mi kite en el Río de la Plata con vientos del sudeste bastante más desafiantes que los que me había acostumbrado en Brasil, sentí como si volviera para atrás en la práctica. Incursionaba en aguas frías y correntosas del otoño, con subidas de la marea y vientos con rachas. Más de una vez me fui contra los juncos con vela y equipo. Para quienes lo han experimentado, saben lo engorroso que resulta el salir de allí. Sin embargo, la confianza y el entusiasmo por los pequeños logros que había ido acumulado en mis comienzos fueron suficientes incentivos para intentarlo nuevamente por mis propios medios y aventurarme río adentro.

#4. Hay un momento que aún estando muy lejos de lo óptimo tenés que largarte y emprender porque como dice el dicho se hace camino al andar. Aprendemos tropezando y volviendo a intentarlo con decisión.

Pasarían solo algunos meses para aventurarme en el mar de la Costa Atlántica. El entusiasmo me iba empujando a explorar mayores fronteras.

#5. El empezar a emprender te va a llevar a seguir buscando cada vez objetivos más ambiciosos que te anima a enfrentar nuevos riesgos, sean reales o imaginarios, porque está en nuestra esencia el buscar cambiar, aprender y mejorar siempre. 

Toda persona que hace kite sabe que los contratiempos inesperados, son casi parte del programa. Caídas donde la tabla se va navegando sola y nos quedamos en el agua, cometas que se eyectan sin que lo tuviéramos planeado y dónde solo existirá la posibilidad de volver a la costa armando una balsa. Son solo algunos de los desafíos posibles. A veces el contratiempo es más serio de lo normal y podemos tardar horas en volver a la orilla. Si nos desesperamos nos cansamos y asustamos. Es cuestión de respirar hondo e intentar disfrutarlo.

#6. Tanto en el kite y en el emprender es fundamental en los momentos de tropiezos importantes el que te mantienes con calma porque te ayuda a evitar caer en la desesperación. Es así como controlarás tu percepción de riesgo y podrás salir airoso del entrevero.

Son en estos momentos difíciles dónde muchísimas veces surge una mano amiga de aquel kiter que te ve y busca la tabla, avisa a otros de tu situación pidiendo ayuda, te pregunta si estás bien. En el emprender también aparece muchas veces quien te da la mano para ayudar con su mirada o sus acciones a emerger exitosamente de las situaciones desafiantes.

#7. El emprender nuevas aventuras sea haciendo kite, en los negocios y en cualquier otra actividad, te relaciona con gente lista para dar una mano. Es parte de nuestra naturaleza conectarnos con quienes están en una frecuencia parecida. Si emprendo, me relacionaré con emprendedores. Sí estoy dispuesto a dar una mano amiga, posiblemente me vincule con personas que hagan lo propio.

Después de un tiempo, navegaba con mucha confianza creyendo que la tenía atada para hacer kite en cualquier clima y paisaje. Es la fase tal vez más peligrosa donde tengo que sopesar si existen las condiciones apropiadas para medirme en el agua o si es mejor hacer otro deporte. Hay mil opciones posibles para decidir, si el tamaño de la vela que elijo es demasiado grande o chico para el viento que hay; si me puedo largar solo a navegar en el medio de una rosca o si es más prudente ir en grupo. Mi experiencia es que los grandes problemas en el agua se derivan de haber asumido un riesgo más alto de lo necesario que poco o nada sumaba para intensificar mi diversión. Casi siempre son el resultado de no haber respetado mi intuición.

#8. Tomar riesgos innecesarios te puede enfrentar a situaciones extremas sin que contribuyan a tu satisfacción por el hecho de aventurarte. El vaso medio lleno es que sí te puede servir como aprendizaje porque como se dice el dicho en estas latitudes, “quien se quema con leche, ve una vaca y llora”.

Sin embargo, el aventurarte siempre conlleva incertidumbre y existe un punto óptimo donde combinar aventura y riesgo porque es allí donde generamos pura adrenalina que nos impulsa para adelante. Sin probar en nuestra vida, todo pasa a ser estático y sin brillo. El entusiasmo nos moviliza, el temor nos congela.

No hay nada más gratificante que volver navegando desde mar adentro hacia la orilla. La misma se ve con otra perspectiva que desde la costa. Las olas también se ven diferentes mirándolas desde atrás. Son ondas que avanzan hacia la rompiente fluyendo con una potencia y creando hacia adelante un paisaje de espuma que solo la naturaleza brinda. Nada mejor que ir surfeando a toda velocidad y sentirme libre, fluyendo, intentando. Vuelvo a la playa distinta que cuando miraba a los kiters desde la orilla.

#9. El emprender te da una nueva visión que te hace sentir más vivo porque el hacerle frente a tus resistencias para tomar nuevas acciones te llena de plenitud.

En la playa aparte de volver con entusiasmo a estar con mi familia y amigos, me encontraré con otros kiters donde compartiremos como navegamos, que tal estuvo su aventura. Me voy a volver a sentar en la misma sombrilla donde antes con admiración miraba salir a otros kiters pero ahora muy tranquilo disfrutando el relax.

#10. El largarte a lo nuevo te relaciona de una forma distinta con vos mismo, tu familia, amigos y los que conocimos intentándolo. En el descanso del haberte animado queda el entusiasmo, la satisfacción y la paz porque has usado tu energía positivamente. El contrapuesto es la estática que generarás cuando te quedas quieto no por opción libre y tranquila, sino por no animarte a superarte y avanzar.

Tengo mucho todavía por aprender del kite y me esperan nuevos desafíos a intentar. Igualmente, disfruto el estar emprendiendo en consultoría empresarial sintiendo muchas vivencias parecidas a las que viví aprendiendo kite. Ojalá hayan podido hacer carne propia en estas pocas líneas los dilemas, desafíos y satisfacciones que conlleva el emprender en cualquier ámbito.

Somos Ricardo Cavanagh y Pablo Pereyra Iraola, socios en Integritas Team. Te ayudamos a tomar acción para emprender, venciendo nuestras resistencias naturales a enfrentar lo que nos da temor y abrirnos a lo nuevo. Si como accionista a alto ejecutivo de una empresa; como profesional; como parte de un equipo que tiene mucho por dar; te sentís sentado debajo de la sombrilla en la orilla mirando cómo otros toman aventuras mayores y te gustaría meterte mar adentro, contactanos. Te aseguramos una escucha atenta y acompañarte a proyectar un plan de acciones para que abandones tu status-quo y te zambullas a todo lo nuevo por descubrir.